martes, 30 de abril de 2013

Piccolo Paradiso


Un pequeño rincón, donde te encanta huír de vez en cuando, disfrutar de la calidez de aquel paraíso hasta llegar a evaporarte. Un pequeño lugar donde sólo estas tú, y tus pensamientos y tus más secretos deseos, y a pesar de ello vas corriendo de palmera en palmera para esconderte, como si sirviera de algo, como aquel niño inocente que se esconde tras una farola. Esa inocencia, que por mucho que crezcas y crezcas seguirá presente en ti, que por mucho que contraste con la pura realidad querrás aferrarte a ella como si del diamante más valioso se tratara, porque muy pocos son los que conocen el secreto, el secreto está en las pequeñas diferencias. Incluso el sol no se libra de su cierta inocencia, cuando busca esconderse en el mar, mar de dudas de mi pequeño paraíso.

Y es que en esta orilla remota, apenas se aprecia una ola, ninguna capaz de borrar mi sonrisa. Sonrisa consecuente de esa inocencia, pequeño tesoro, esa que tanto aprecias, pero que combinada con una pizca de incertidumbre acaba quemándote la piel, atravesándote como un rayo de sol en pleno mes de agosto.

Sin embargo, sabes que por mucho que te arda el alma, en cualquier momento puedes lanzarte al mar, mar en calma, sumergirte en la nada, durante uno, dos o diez minutos, hasta que todo aquello haya desaparecido, hasta que vuelvas a ver la claridad rosada del atardecer, ahora mucho más cercano.
En cualquier momento puedes hundir los pies en la arena, enterrarte poco a poco, desaparecer por un instante, protegiéndote de nadie más que de ti misma, desgraciadamente culpable de todo.

Un instante después, cuando el sol sobrepasa el horizonte, cuando sus rayos se apagan, y con ellos tu felicidad, cuando tu pequeño paraíso desaparece en la oscuridad, cuando la claridad rosada de un atardecer en el mar no es más que un mero sueño embriagador, tan distante ya, que lo hace difícil de recordar, pero más aún de creer, que muy poco tiempo atrás disfrutabas eufórica de tu pequeño paraíso.

“Il ricordo è l´unico paradiso nel quale non possiamo essere espulsi”.





martes, 9 de abril de 2013

Un istante di sole.


Llaman a la puerta, inesperadamente, demasiado tarde para visitas. Visitas que se transforman en felicidad y perfección, en irrealidad real, en sueños sin dormir.
Unos cuantos segundos pueden cambiar tu vida, cuando en la noche oscura y cerrada se asoma un puñado discreto de rayos de sol. Vuelves a encontrarte dentro de tí, a saborear la sensación de estar como en casa, de nuevo. Vuelve la lucha contra el reloj de arena, el no querer que pase el tiempo, desear pararse en esos escasos instantes de felicidad que alteran poco a poco tu sonrisa, tu vitalidad, toda tú.
Pero desgraciadamente cuando pretendes parar el tiempo y saborear momentos eternos este se acelera frenéticamente, vertiginosamente, haciendo que pierdas el control. El control de tu vida, de tus sentimientos, de tus acciones, lo que a cualquier kamikaze le estremece placenteramente. El dolor nunca te abandonará, por muy amplia que sea tu sonrisa, sólo es una simple relación inversa.
Sin marcha atrás, atrapada en el presente con cierto temor al futuro recorro torpemente los adoquines del Borgo. Días atrás, abandonar la ciudad eterna era la única solución factible para reflexionar y recomponer los hechos, sin embargo ahora no es más que la peor elección. Como cada año, los días santos madrileños, tristes y lluviosos no ayudarán en absoluto. Días interminables de pensamientos y reflexiones, que pasan a la velocidad del caracol, en los que tu cerebro acaba ardiéndo de confusión, en los que este no sabe si aferrarse a la ya típica oscuridad o intentar seguir el minúsculo ápice de luz que atraviesa el vidrio desgastado de tu ventana. Agarrar el volante de tu vida sin destino alguno, atravesando carreteras infinitas entre un desierto de dudas e incertidumbres a toda velocidad con prisa por llegar a ningún lugar, solo lejos, lejos de la oscuridad.
Abandonar el calor ardiente del desierto y despertarte con el frío aséptico y gris de un avión, Iberia destino Roma, ¿destino para quién? Lo que hace instantes era pura claridad se ha cubierto de repente por una intensa masa de nubes. Quizá sea el destino de los 160 pasajeros de mi alrededor, ¿pero el mío? Sigo en su búsqueda, brújula en mano.

"A volte, basta un solo istante, per cambiare il percorso della tua vita."